En octubre de 2015, un reducido grupo de apasionados fanáticos de la película El bueno, el feo y el malo visitaron la localización de la escena final de la película en Burgos. Después de 49 años de estar abandonado y cubierto por la vegetación, estos voluntarios tenían como objetivo desenterrar y devolver a la vida el mítico cementerio de Sad Hill. La noticia se difundió rápidamente y durante meses, personas de toda Europa acudieron cada fin de semana para participar en los esfuerzos de reconstrucción del lugar.